viernes, 13 de septiembre de 2013

La episiotomía sistemática, una forma de violencia hacia la mujer


La episiotomía, corte realizado en la vagina de la mujer por un profesional sanitario, es ampliamente utilizada en España durante el parto a pesar de la fuerte evidencia científica sobre sus efectos adversos.


Estos efectos adversos son:
1. Su extensión a desgarros de tercer y cuarto grado.

2. La disfunción del esfínter anal después del parto.

3. La dispareunia, es decir, experimentar dolor durante las relaciones sexuales después del parto.   





Un desgarro es una lesión en el periné de la mujer, que puede clasificarse en cuatro tipos según su gravedad:
  • El desgarro de primer grado es una lesión de piel perineal.
  • El desgarro de segundo grado es una lesión en los músculos del periné que no afecta al esfínter anal.
  • Los desgarros de tercer y cuarto grado son lesiones que llegan a afectar al esfínter anal.





Pues bien, cuando se corta la vagina de una mujer realizándole una episiotomía se está aumentando el riesgo de que la mujer sufra los desgarros de tercer y cuarto grado, es decir, los más graves, los que dan lugar a la incontinencia y al dolor en las relaciones sexuales muchas veces de forma crónica.

Así lo demuestra este estudio estadounidense realizado en 2011 sobre una muestra de más de 87.000 casos. De las 87.267 mujeres que se estudiaron, a 22.144 se les practicó una episiotomía. Pues bien, el porcentaje de mujeres que tuvo un desgarro de grado III o IV en este grupo fue  del 7,1%, mientras que en el grupo de mujeres al que no se hizo episiotomía, solo un 1,5% tuvo un desgarro tipo III o IV.
 



Total partos
Casos de desgarros de grados III o IV
% de desgarros de grado III o IV sobre el total de mujeres
Total Mujeres
87.267
2.541
2,9%
Con Episiotomía
22.114
1.575
7,1%
Sin Episiotomía
65.153
966
1,5%


Es decir, la episiotomía incrementa sustancialmente el riesgo de sufrir un desgarro del tipo más grave.

Esto es algo que también demuestran los resultados obtenidos por el Ministerio de Sanidad español en su Evaluación de la Estrategia de Atención al Parto Normal en 2010. El porcentaje de desgarros de grado III o IV sin episiotomía fue un 1%, sin embargo con episiotomía el porcentaje subía al 4,7%.

Aun así, aunque ya hace años que se conocen los efectos adversos de la episiotomía y que los organismos sanitarios se han pronunciado y recomendado su uso restrictivo, en España se sigue realizando de forma sistemática en muchos hospitales, en contra de lo recomendado por la OMS (hace ya más de un cuarto de siglo) y por el Ministerio de Sanidad.

En España, en el año 1997, se cortó la vagina de cerca del 90% de las mujeres mientras daban a luz.



A día de hoy, en la sanidad pública esta cifra está en torno al 43% gracias a las políticas de humanización del parto llevadas a cabo por las instituciones sanitarias.

Sin embargo, está aún muy lejos del 20% que pone como tope la OMS, y la injustificada variabilidad de su uso es todavía visible a diferentes niveles:
Entre la sanidad privada y la pública,
como se puede ver en el caso de la Comunidad Valenciana. ¿Tiene algún sentido que las mujeres que paren en la sanidad privada requieran más episiotomías que las que paren en la sanidad pública?


Entre hospitales de una misma comunidad autónoma:
como el HUCA de Oviedo, con un 90% de episiotomías en 2010 y el de Jarrio, también en Asturias, con un 8% ese mismo año. Esto es algo que podemos saber gracias a la Encuesta Materna que se realizó allí, ya que por desgracia los porcentajes de las intervenciones obstétricas como las episiotomías son desconocidos para las usuarias, pues ni los hospitales ni las instituciones sanitarias las hacen públicas, forzando a las mujeres a elegir el lugar donde dan a luz sin tener en cuenta datos decisivos sobre el futuro de sus genitales.

Entre Comunidades Autónomas:
donde la variabilidad de la sanidad pública va desde el 33% de la Región de Murcia al 65% de Galicia. ¿De verdad las gallegas requieren el doble de episiotomías que las murcianas?



Y entre países:
En Europa, con nuestro 43%, tenemos el honor de ocupar el séptimo puesto en episiotomías (solo contando la sanidad pública; si contáramos la privada incluso podríamos hacer podio, pero el descontrol de las instituciones sanitarias sobre las prácticas de la sanidad privada impide conocer estos datos), mientras que países como Dinamarca o Suecia no pasan del 7%.

Esta variabilidad en su uso no tiene justificación médica. Es por tanto necesaria la actualización de los profesionales sanitarios, desterrando miedos y prácticas que no estén basadas en la mejor evidencia científica.

Y no podemos terminar sin recordar que Marsden Wagner, exdirector del departamento Materno- Infantil de la Organización Mundial de la Salud, define la episiotomía sistemática como una forma de mutilación genital femenina.

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