martes, 13 de mayo de 2014

Cuidados inmediatos del recién nacido


Cuando ha nacido el bebé es conveniente depositarlo de inmediato sobre el abdomen o el pecho de la madre y cubrirlo con una toalla caliente.

El cordón umbilical se dejará sin cortar ni clampear hasta que deje de latir. No hay ninguna prisa en interrumpir el rico flujo de sangre que durante largos minutos aún le llega de la placenta. Existe la falsa creencia de que el corte es algo urgente mientras que en algunas culturas se deja la placenta unida al cordón hasta que de forma natural se desprende el cordón del ombligo del bebé. Un cordón que ya no late y no ha sido clampeado ni cortado no supone ningún riesgo ni para la salud del bebé ni para la de la madre.
No hay por qué interrumpir durante un buen 
rato la interacción entre madre y bebé

Si la madre lo desea se puede dejar al bebé sobre su abdomen para que éste trepe hacia el pecho e inicie la lactancia de forma instintiva en el momento que lo desee. La mayor parte de los bebés nacidos en partos normales y sin anestesia pueden reptar desde el abdomen hasta el pecho e iniciar la lactancia en unos 40 minutos. Si se prefiere puede dejársele sobre el pecho de la madre.

Las intervenciones sobre el bebé y su madre tras el parto 
deben de reducirse al mínimo necesario.
El bebé puede ser identificado en ese momento si nace en un gran hospital, intentando siempre no interferir en la intimidad entre madre e hijo y sin separarles. Si la madre así lo ha expresado también puede colocársele un pañal, aunque es conveniente esperar a que pase el periodo sensitivo, ya que para ponerlo hay que manipular al bebé; además el pañal disminuye la cantidad de piel en contacto con la madre.

La criatura no necesita ser bañada. La grasa que cubre su cuerpo impide la pérdida de calor y protege la piel siendo reabsorbida en poco tiempo. El recién nacido viene de un ambiente idóneo al que está acostumbrado, y las bacterias que encuentra durante el parto le ayudarán a fortalecer su sistema inmune. Para ayudarle a preservar su temperatura puede ponérsele un gorro de algodón si la madre lo desea.

La criatura no necesita ser bañada.
Medir o pesar al bebé son prácticas inútiles en ese momento.


La criatura puede ser pesada y medida al día siguiente a su nacimiento, sin prisa. Sus padres pueden decidir cuándo es el mejor momento para bañarlo y reservarse ese momento para la familia. La vitamina K se puede administrar unas horas después del parto y puede ser oral en vez de pinchada, siendo igualmente efectiva. El colirio también puede ponerse más tarde.

El estado de alerta tranquila del bebé 
tras el nacimiento ha de ser respetado.
Es habitual que se administre también la vacuna de la hepatitis B inmediatamente tras el nacimiento. Corresponde a los padres la decisión de que le sea administrada o no a su hijo o hija. De cualquier modo no hay prisa para ponerla. En algunas comunidades autónomas los hospitales la ponen inmediatamente y en cambio en otras no se pone hasta el primer mes de vida.





La aspiración de secreciones nasales puede provocar 
obstrucción nasal y dificultar la lactancia


La aspiración de secreciones nasales puede provocar obstrucción nasal y dificultar la lactancia, además de resultar molesto y producir un gran estrés en el bebé, está desaconsejada su práctica. Es habitual que se introduzca una sonda por la nariz y la boca y hasta el esófago; también por el ano del pequeño para comprobar que los orificios están abiertos y que no hay una malformación. Esta práctica tampoco está exenta de riesgo y puede resultar muy dolorosa. No permitas que se lleven a tu bebé fuera de tu vista, le evitarás algunos sufrimientos innecesarios. La cantidad de bebés que tienen malformación es muy pequeña y además suele ser hereditaria.

 
El mejor comienzo para la salud 
de un recién nacido.
La sala ha de estar caldeada, las luces tenues, el personal silencioso en la medida de lo posible. El manejo del bebé puede ser seguro sin ser brusco. Los cambios repentinos de posición, la presión de nuestras manos sobre su cuerpo, y cualquier intervención, por mínima que sea, son para el recién nacido una tortura. Hemos de replantearnos la idoneidad de cada rutina antes de aplicarla.




Los receptores del dolor están desarrollados en
 el bebé  desde la semana 25 de embarazo
 .
Si ha sido por cesárea, necesita 
doblemente el contacto con la madre.
Nuestros bebés perciben de forma especialmente aguda el dolor, e incluso manifiestan incomodidad por todo aquello que no sea el contacto constante y firme de la piel de sus madres. El doctor Nills Bergman muestra cómo se alteran las constantes de un bebé que es apenas acariciado por su madre. Los recién nacidos necesitan de un tiempo para adaptarse incluso a las caricias de su madre.



Para comprobar que el estado general del bebé es bueno no hace falta más que el ojo y oído expertos de una matrona. Un bebé que llora pero se calma al contacto con su madre, que estornuda intentado expulsar secreciones, que permanece alerta y se mueve, que recupera el tono poco a poco es un bebé que no necesita nada más que a su madre.

No hace falta pesar al bebé al poco de nacer.
Todo puede esperar, menos el contacto
del bebé con la piel de su madre.
Vive intensamente el placer de que no os separen y ten la seguridad de que le estás dando lo mejor. Existen muy pocas situaciones en las que un recién nacido no pueda estar piel con piel con su madre. Una intubación complicada, la necesidad de ventilación de alta frecuencia o una inestabilidad hemodinámica podrían impedir el contacto inmediato entre madre e hijo. En estos casos el bebé será estabilizado y colocado de nuevo sobre su madre para ofrecerle lo mejor.


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