martes, 25 de febrero de 2014

¿Qué es la colestasis intrahepática del embarazo?


Publicado en la comunidad Embarazo Semana a Semana

La colestasis intrahepática del embarazo, denominada también ictericia recurrente del embarazo, hepatosis colestásica o ictericia gravídica, es una complicación que afecta al hígado de la mujer embarazada. Interfiere en la eliminación de bilis, acumulando de esta forma sales biliares en sangre lo que produce picazón (prurito), el síntoma más característico de esta enfermedad.

 La colestasis del embarazo aparece generalmente en el tercer trimestre del embarazo aunque puede aparecer en el segundo. El cuadro remite en forma espontánea antes de las dos semanas después del parto.

Generalmente se presenta en 1 de cada 1.000 mujeres y su aparición es más frecuente si ya se tuvo esta complicación anteriormente, si existen antecedentes familiares, o bien, si se trata de un embarazo múltiple.

¿Por qué se produce?

 Se produce cuando un obstáculo dificulta o impide la secreción normal de bilis de la vesícula biliar. Se sospecha también que las hormonas del embarazo influyen en la función de la vesícula biliar, reduciendo o hasta deteniendo totalmente el flujo de bilis. Debido a esto se produce en la mujer una acumulación intrahepática de ácidos biliares, que difunden al torrente sanguíneo, lo que genera prurito. Asimismo, cuando los niveles de bilirrubina aumentan más allá de lo normal puede producirse ictericia (color amarillento en la piel,  ojos y mucosas). Ésta aparece generalmente al cabo de 2 semanas luego de la aparición del prurito y estos niveles de bilirrubina pueden llegar a ser tóxicos para el feto. Asimismo, se incrementan las enzimas hepáticas, confirmando la congestión existente en este órgano y alteraciones de los factores de coagulación producidos en él.


¿Qué complicaciones puede traer al embarazo?

La colestasis del embarazo está asociada a sufrimiento fetal, parto prematuro o muerte fetal intrauterina. Se cree que ésta última está asociada con el pasaje hacia la placenta de  ácidos biliares que son tóxicos para el bebé. Además puede aumentar el riesgo en la mujer de hemorragia intra y postparto por alteraciones de la coagulación.

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma más característico es una picazón generalizada constante y a veces intolerable en la piel. Aparece frecuentemente por las noches, generando en consecuencia insomnio y dificultad para conciliar el sueño. Generalmente comienza en las palmas de las manos o en las plantas de los pies y luego se extiende a todo el cuerpo. Sin embargo, la picazón no es el único síntoma que la caracteriza, ya que también el prurito está asociado al estiramiento de la piel durante el embarazo.

Otros síntomas relacionados son la coloración oscura de la orina (coluria), la coloración clara de la materia fecal (acolia) y coloración amarillenta de la piel, los ojos y las mucosas (ictericia). Además, la embarazada puede presentar náuseas, vómitos frecuentes, malestar o dolor abdominal y pérdida del apetito.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico final se realiza mediante análisis de sangre para evaluar la función hepática, los ácidos biliares, la bilirrubina y los factores de coagulación producidos en el hígado.

Los diagnósticos diferenciales principales son las obstrucciones extrahepáticas de la vía biliar por cálculos o tumores (que se descartan por ecografía) y los procesos de alergia cutánea, donde el análisis de las enzimas hepáticas es normal.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento consiste en prevenir las complicaciones materno-fetales y aliviar la picazón. Para aliviar la picazón generalmente se utilizan medicamentos tópicos  como el talco mentolado y antihistamínicos orales. El ácido ursodesoxicólico contribuye a mejorar la eliminación de ácidos biliares disminuyendo la congestión hepática. Asimismo, si los factores de coagulación de la sangre son anormales, puede recomendarse la administración oral de vitamina K para evitar hemorragias luego del parto.

De todas formas el objetivo principal del tratamiento es eliminar el riesgo de muerte fetal, que se logra induciendo el parto cuando el bebé tenga los pulmones lo suficientemente maduros como para poder sobrevivir fuera del útero. Esto ocurre a partir de la semana 37 del embarazo.

Luego del parto se le aplicará al bebé vitamina K para protegerlo de posibles hemorragias. Además, se te realizará un control del funcionamiento hepático, a fin de asegurar que el hígado no tiene secuelas. Si el problema continúa te derivarán a un especialista en busca de otros problemas hepáticos.

El presente artículo fue elaborado y corregido por el comité asesor de www.bebesencamino.com   


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