miércoles, 17 de julio de 2013

Los beneficios de la lactancia para las madres, uno de los secretos mejor guardados



Información perteneciente a la revista NUEVO COMIENZO, Vol. 14 Numero 1 Año 2002

Por Alicia Dermer, MD, IBCLC.
Realmente pocas personas desconocen los beneficios de la lactancia para los bebés, pero los innumerables beneficios para las madres son a menudo ignorados y hasta desconocidos. Desde el efecto de la oxitocina en el útero hasta la ganancia en calidez emocional, la lactancia da a la madre muchas razones para sentirse a gusto con su decisión. Los efectos, bien documentados están esbozados en este resumen de Breastfeeding Annual International 2001, antología recientemente publicada, y la cual fue editada por Dia Michels, coautor del clásico que defiende la lactancia, Milk, Money and Madness.

Uno de los secretos mejor guardados acerca de la lactancia es que es tan sana para las mamás como para los bebés. No solo permite que la lactancia sea una continuación del proceso que se inició con la concepción y el embarazo, sino que proporciona enormes beneficios para la salud, a corto y a largo plazo. Estos aspectos son pocas veces enfatizados en la consulta prenatal y hasta ignorados en la literatura popular sobre crianza. Miremos los beneficios que la lactancia proporciona a las madres y especulemos por qué tan pocos ven las ventajas.
 Efectos fisiológicos de la lactancia
Inmediatamente después del parto, la succión repetida del bebé libera la oxitocina de la glándula pituitaria de la madre. Esta hormona no solo da la señal al seno para que permita que la leche fluya hacia el bebé (lo cual es conocido como “reflejo de eyección” o bajada), sino que simultáneamente produce contracciones en el útero. Estas contracciones previenen la hemorragia post-parto y ayudan a la involución del útero (el regreso a su estado de no embarazo).

En la medida en que la madre amamante exclusivamente sin complementos de fórmula o de alimentos adicionales, o de chupos de entretención, se demora el regreso de sus períodos menstruales (Lawrence and Lawrence 1999). A diferencia de las madres que alimentan con biberón, cuyo período regresa hacia las 6-8 semanas después del parto, las madres que lactan a sus bebés, pueden permanecer amenorreicas por muchos meses. Esta condición tiene el gran beneficio de conservar el hierro en el organismo de la madre y a menudo permite espaciar naturalmente los embarazos.

La cantidad de hierro que el cuerpo de la madre usa en la producción de leche en mucho menor que el que pierde con el sangrado menstrual. El efecto final es un menor riesgo de anemia debido a insuficiencia de hierro en la madre que lacta, en comparación con aquella que alimenta a su bebé con leches artificiales. Entre más tiempo amamante la madre, es más fuerte este efecto (Institute of Medicine, 1991).

Al igual, en lo que se refiere a fertilidad, el método de amenorrea lactacional (MAL) es un método anticonceptivo bien documentado, que brinda un 98-99% de protección contra un nuevo embarazo durante los primeros seis meses de vida del bebé. El período de tiempo entre embarazos que brinda en forma natural el MAL asegura la superviviencia óptima de cada bebé, así como la recuperación física de la madre entre embarazos. Por el contrario, la madre que alimenta con biberón necesita iniciar la protección con un método diferente hacia las seis semanas del parto (Kennedy, 1989).

Beneficios a largo plazo

Cada vez es más evidente que la lactancia proporciona a las madres muchos más beneficios que aquellos durante un corto período después del parto.

Numerosos estudios han mostrado otras ventajas para su salud de las que pueden disfrutar las madres que amamantan. Por ejemplo, perfiles metabólicos óptimos, menor riesgo ante varios tipos de cáncer y beneficios sicológicos.

La producción de leche es un proceso metabólico activo que requiere el uso de 200 a 500 calorías al día, en promedio. Para quemar esta cantidad de calorías, una madre que alimenta a su bebé con biberón debería nadar 30 vueltas en una piscina o montar en bicicleta, colina arriba, durante una hora cada día. Claramente, las madres que lactan tienen una ventaja al perder peso ganado durante el embarazo. Varios estudios muestran que las madres que no lactan pierden menos peso y no mantienen esa condición tan bien como las que si amamantan (Brewer 1989).

Este hecho es especialmente importante para las madres que han tenido diabetes durante el embarazo. Después, del parto, las madres con historia de diabetes gestacional, que han lactado, tienen un menor nivel de azúcar en la sangre que las que no lactan (Kjos 1993). Para esas mujeres que están en un alto riesgo de desarrollar diabetes, la pérdida óptima de peso durante la lactancia, puede hacer que ese menor riesgo de diabetes se traslade a su vida futura.

Mujeres con diabetes tipo I anterior a su embarazo, tienen tendencia a necesitar menos insulina mientras lactan, debido a su reducción en los niveles de azúcar en la sangre. Por otra parte, las madres que amamantan tienen tendencia a tener un alto colesterol HDL (Oyer, 1989). La pérdida ideal de peso, mejora el control del azúcar en la sangre así como el perfil del colesterol bueno debido a la lactancia, lo que redundará, en última instancia, en menor riesgo de problemas cardíacos. Este aspecto cobra especial importancia en poblaciones donde los ataques al corazón son la mayor causa de muerte entre las mujeres.
Otro importante elemento utilizado para producir la leche materna es el calcio. Debido a que las mujeres pierden calcio mientras lactan, algunos profesionales de la salud han creído erróneamente que esto significa un mayor riesgo de osteoporosis para ellas. No obstante, muchos estudios muestran que después de destete, la densidad ósea de las madres que lactaron vuelve a sus niveles de antes del embarazo, y en ocasiones a niveles mayores (Sowers, 1995). A largo plazo, la lactancia da como resultado huesos más fuertes y menor riesgo de osteoporosis. De hecho, estudios recientes han confirmado que las mujeres que no lactaron tienen mayor riesgo de fractura de la cadera después de la menopausia (Cummings, 1993).

Por numerosos estudios realizados con madres no lactantes, se sabe que ellas tienen mayores riesgos de padecer cánceres en el ovario y el útero Es posible que se deba a los repetidos ciclos ovulatorios y la consecuente exposición a más altos niveles de estrógeno debido a la ausencia de lactancia. Se estima que las madres que amamantan de 6 a 24 meses durante su vida reproductiva pueden reducir el riesgo de cáncer del seno entre 11 y 25% (Lyde, 1989; Newcomb, 1994). Este fenómeno puede tener su explicación debido a la supresión de la ovulación y al bajo estrógeno, así como a un efecto local relacionado con la normal función fisiológica del seno. Esta teoría fue sugerida por un estudio con madres que tradicionalmente amamantaron de un solo seno y tuvieron promedios significativamente más altos de cáncer en el seno que no lactó (Ing, Ho and Petrakis, 2977).
A manera de conclusión. La lactancia reduce los factores de riesgo para tres de las más serias enfermedades de las mujeres: cánceres femeninos, enfermedades del corazón y osteoporosis, sin ningún riesgo significativo para su salud.

Aspectos sicológicos en las madres que amamantan

¿Cómo mide usted la tranquilidad que proporciona tener un bebé que se está desarrollando de manera óptima? ¿Cómo maneja el presupuesto de la leche de tarro y de los incesantes y altos costos médicos?

Los organismos de salud promocionan la lactancia materna debido a las bien documentadas bondades que la leche materna tiene en los bebés, pero no logran convencer a las madres y familias acerca del potencial impacto emocional de esta crucial decisión relacionada con la alimentación de su bebés. En la sociedad occidental, la decisión entre el seno y el biberón se ve todavía como una decisión personal basada en la conveniencia. El posible estrés de vivir con un hijo que se enferma con frecuencia, o la pérdida de ese vínculo único que propicia la lactancia, son a menudo omitidos del proceso de decisión.

La lactancia es mucho más que proporcionar al bebé una nutrición óptima y protección contra muchas enfermedades. La lactancia propicia una interacción única entre la madre y su bebé, una automática cercanía, con contacto piel a piel que le permiten llevar un especial estilo de crianza; las madres que alimentan con biberón deben esforzarse en replicar estas circunstancias. La succión del bebé en el seno produce una condición hormonal particular en la madre. La prolactina, la hormona responsable de la producción de leche, aparece para producir un estado singular de calma en las madres. Se ha visto que las madres que amamantan tienen respuestas menos intensas a la adrenalina (Altemus, 1995).

Este efecto calmante es difícil de medir en sociedades que apoyan poco la lactancia, y donde amamantar más allá de las primeras semanas no es la norma. Las madres que intentan lactar en ese clima a menudo experimentan problemas físicos y emocionales. Ellos son resultado de la falta de modelos en la familia o entre los amigos, e involucran además la gran disponibilidad de las leches de tarro y la falta de acceso a profesionales de la salud que conozcan y apoyen la lactancia.

Aún si la madre logra superar los problemas físicos, posiblemente ella se enfrentará a comentarios negativos como, “¿Todavía lo amamanta?” o “ Tal vez su leche no es suficiente, por qué no le completa con un biberón?” O su jefe puede hacerle imposible continuar con la lactancia al regresar al trabajo. O se puede sentir abochornada de lactar en público. Poco importa que la madre experimente los efectos tranquilizadores de la lactancia. Un nuevo bebé significa momentos cargados de emoción. La “hora gris” (tiempo en que el bebé está intranquilo al final del día) se presenta con frecuencia y a menudo la madre se exacerba por la falta de apoyo y el sentimiento de aislamiento. El impacto de la lactancia en el esfuerzo emocional del post parto no ha sido bien estudiado, pero las madres lactantes con depresión requieren tanto medicamento como las demás. Estas madres presentan un reto único para el personal de la salud. Como los medicamentos pueden pasar a través de la leche materna, muchos doctores creen que el camino más seguro es destetar al bebé. No obstante, en muchos casos, la depresión es más fácil de manejar cuando ellas continúan lactando. Desafortunadamente, con demasiada frecuencia los doctores insisten en que la madre destete su bebé para tomar antidepresivos.

La revisión de la literatura ha demostrado que muchos antidepresivos significan un riesgo mínimo, si es que lo hay, para el bebé que amamanta. La madre que siente que su relación de lactancia con su hijo es lo único que está haciendo bien en su vida, puede continuar lactando mientras recibe medicamentos apropiados para su depresión. Los beneficios a corto y a largo plazo para la madre que amamanta son muchos y valiosos.

Su bebé también recibe ese regalo, tanto para su salud física como emocional. Y algo que es bien difícil de medir, y es otro beneficio, es la felicidad y tranquilidad que parece rodear a la pareja que amamanta. Bien vale la pena buscar ayuda para solucionar los problema que se pueden presentar al comienzo de la lactancia y prolongar esos momentos de felicidad presente y futura.

Por qué más gente no sabe acerca de las bondades de la lactancia?

Claramente, la lactancia es buena para las madres, tanto desde el punto de vista físico como emocional. Es más, muchas madres deciden amamantar solo por el beneficio que significa para sus bebés. Lo cierto es que en el contexto de la sociedad que alimenta con biberón a sus bebés, la lactancia es vista como algo inconveniente e incómodo.

A menudo, las madres ven la lactancia como un período de martirio que se justifica por la salud de sus bebés. Si destetan pronto, se sienten culpables por no continuar dando al bebé esos beneficios; pero ese sentimiento de culpa se diluye debido a gente bien intencionada que les dice que al bebé le da lo mismo la leche de tarro. Tal vez si saben que continuar amamantando también es bueno para su propia salud, muchas madres no se desalienten ante las dificultades

Muchas mujeres no saben lo buena que es la lactancia para su propia salud. Ya sea por ignorancia o debido a la influencia de los fabricantes de leches industriales, muchos profesionales de la salud no informan a las madres esos beneficios. Es tiempo de que esa información se sepa. En la medida en que se sepan estos pequeños hechos que benefician a las madres, ellas no escogerán simplemente lactar unas pocas semanas para dar al bebé esa inmunidad tan importante, sino que tal vez decidan continuar lactando más tiempo por los beneficios para sus bebés y para ellas mismas.

* Alicia Dermer es doctora y consultora de lactancia, profesora asociada al departamento de Medicina Familiar de la Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey en Estados Unidos. Participa activamente en conferencias y programas de educación sobre lactancia; tiene numerosas publicaciones sobre el tema. Adaptado para Nuevo Comienzo por María Cristina Sáenz, en Bogotá, Colombia.

Referencias.
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- Lawrence, R., Lawrence, R. Breastfeeding : A guide for the medical profession. St, Louis : Mosby, 1999.
- Layde, P. et al. The independent associations of parity, age at first full term pregnancy, and duration or breastfeeding with the risk of breast cancer. J Clin Epidemiol 1989; 42: 963.
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Publicado en New Beginnings, La Leche League International, Chicago, Estados Unidos. Traducido por María Cristina Sáenz para Nuevo Comienzo Vol. 14-1 de marzo de 2002. Nuevo Comienzo es la publicación trimestral de la Liga de La Leche de Colombia. Recuerde que la Liga de La Leche es una entidad sin ánimo de lucro que vende publicaciones para dar apoyo a las mamás y para poder seguir publicando información que apoye a las familias en su crianza. Pueden solicitarse ejemplares al correo electrónico: nuevocomienzolllcol@yahoo.com

Ultima modificación realizada el 13 de febrero de 2008 por mmm



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