miércoles, 24 de abril de 2013

La mortalidad infantil por cáncer cayó, pero subsiste otro drama


Salud
Miércoles 24 de abril de 2013 | Publicado en edición impresa
Salud
Persisten el desarraigo y la división de las familias al encarar el tratamiento
Por Evangelina Himitian  | LA NACION
  
La mortalidad infantil por cáncer disminuyó en los últimos 20 años y mejoraron las probabilidades y las condiciones de sobrevida. Así se desprende de un informe que presentó el Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA), dependiente del Instituto Nacional del Cáncer, del Ministerio de Salud de la Nación.

Significa que, si bien no se ha modificado la incidencia de casos, sí ha habido avances a la hora de afrontar la enfermedad.

Hoy, en la Argentina hay unos 12.740 niños que luchan contra el cáncer. Esto significa que la enfermedad se presenta en 128 personas menores de 15 años por cada millón de habitantes. El 61% sobrevive a la enfermedad. Si bien la tasa de incidencia es similar a la de otros países de la región, el drama humano que se desencadena en la vida de cada una de esas 128 familias que reciben tal diagnóstico es infinito. La dificultad para acceder al tratamiento no es la mayor complicación, ya que, según cifras del Ministerio de Salud, el 80% de los casos recibe atención en el sistema público de salud.

En cambio, el tiempo que se demora hasta llegar al diagnóstico certero y el desarraigo de las familias que tienen que trasladarse y fracturarse para que sus hijos reciban tratamiento son hoy los peores enemigos de los niños con cáncer. De hecho, según consta en el informe que se presentó anteayer, el 42% de los niños con patología oncológica deben migrar en algún momento del tratamiento a centros asistenciales de mayor complejidad ubicados en una provincia diferente de la suya.

"El desarraigo que sufren las familias es tanto o más duro que el diagnóstico de la enfermedad", detalla Juan Ramón O'Donnell, director de la Casa Garrahan, que en estos días aloja a unos 37 pacientes del interior del país que tienen que recibir tratamiento lejos de su provincia. "Y hay que tener en cuenta que estamos hablando de familias que se acaban de enterar de que su hijo tiene cáncer. Pero sumado al drama del diagnóstico aparece el hecho de que la familia se tiene que dividir. Muchas veces los padres sienten que tienen que elegir entre atender al hijo enfermo y dejar a los demás hijos desprotegidos en su provincia de origen", apunta O'Donnell.

¿Por qué tantos pacientes acaban atendiéndose en la Capital? Las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación aportan suficiente argumento: más de la mitad de los médicos que hay en el país (unos 121.078, según el último reporte oficial de indicadores en salud 2011) trabajan en la Capital y en la provincia de Buenos Aires. En Santa Cruz hay sólo 493 médicos; en Formosa, 719, y en La Rioja, 775. Algo similar ocurre con las camas disponibles para internación de pacientes: la mitad de las 153.000 que hay en todo el país están en la Capital o en la provincia de Buenos Aires.

TIEMPO PERDIDO

Así, al detectar que algo no anda bien con la salud de sus hijos, los padres inician un peregrinaje por las instituciones de salud locales y provinciales hasta llegar a los centros nacionales, y muchas veces pasan meses y hasta años, algo que atenta contra las posibilidades de sobrevida de los niños, advierte O'Donnell.

Según el informe, los tres principales tipos de cáncer que afectan a los niños son las leucemias, con el 36,8% de los casos; los tumores del sistema nervioso central, con el 18,8%, y los linfomas, con el 12,7% de los casos.

El ROHA registra desde 2000 los casos de cáncer pediátrico diagnosticados en la Argentina. "En América latina no son muchos los países que cuentan con este tipo de datos de sobrevida, los cuales nos permiten como país definir estrategias sanitarias específicas para cada población y tipo de tumor y desarrollar intervenciones bien definidas", dice Florencia Moreno, directora del ROHA.

La sobrevida de los niños con leucemia ha tenido grandes avances en los últimos años, según explicó el doctor Pablo Pesce, coordinador del capítulo pediátrico del Instituto Nacional del Cáncer. "La mejora en la sobrevida de leucemias agudas fue cercana a los diez puntos porcentuales", detalló.

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