lunes, 22 de abril de 2013

La medicina del mañana está aquí


Domingo 21 de abril de 2013 | Publicado en edición impresa
Fármacos "a medida", ingeniería de tejidos, intervenciones sobre la memoria. Desafíos y promesas que están revolucionando la salud
Por María Gabriela Ensinck  | Para LA NACION
 
Prótesis biónicas.
 Foto: Leandro Castelao

Hace sólo tres décadas, el tiempo que lleva de recuperación democrática la Argentina, la perspectiva de un hospital conectado, con historias clínicas y sistemas de turnos electrónicos, electrocardiogramas a través del teléfono móvil o robots cirujanos, hubiera sonado a ciencia ficción. Por empezar, las computadoras personales eran una rareza en aquel momento, Internet era un experimento académico y las comunicaciones móviles eran impensables en un país donde había que esperar años para tener un teléfono fijo.

Sin embargo, los telediagnósticos y monitoreos online son hoy tan comunes como las aplicaciones para autochequeo desde el móvil y las psicoterapias vía Skype. Muchos medicamentos y tratamientos son diseñados y ensayados por computadora (mediante programas de simulación), y las llamadas terapias génicas prometen revolucionar el cuidado de la salud. Pero esto es sólo un comienzo: lo más asombroso está por venir, de la mano de extensiones cerebrales o ingeniería de tejidos, entre otras audaces apuestas.

Muchos de estos adelantos científico-tecnológicos -tanto los que se están produciendo como los que aún están por desarrollarse- plantean algunos dilemas éticos. ¿Qué pasará cuando se conozca la información genética de las personas y su predisposición a determinadas enfermedades? ¿Qué harán con ella los sistemas de salud? Si se obtienen prótesis biónicas funcionalmente mejores que las extremidades naturales, ¿los seres humanos nos veremos tentados de cortarnos las piernas para implantarnos unas más rápidas? Algunos creen que esto es descabellado, pero hoy nos sometemos a intervenciones quirúrgicas e implantes en nuestro organismo por cuestiones meramente estéticas. Los tratamientos con células madre extraídas de embriones, ¿son éticamente admisibles? ¿Dónde empieza y termina una vida? ¿Es aceptable la llamada clonación terapéutica o la procreación de un hijo con el objetivo de obtener tejidos para tratar la enfermedad de otro? ¿Descansar en dispositivos y mecanismos externos algunas funciones cognitivas como las implicadas en memorizar o realizar operaciones matemáticas, ¿no está atrofiando nuestras capacidades mentales? ¿Es beneficioso que todos nuestros dichos, opiniones y acciones queden registrados en la Web y de este modo el pasado nos salga constantemente al cruce?

La ciencia y la tecnología suelen ir más rápido que la reflexión que se hace sobre ellas. El futuro puede ser tan pavoroso o prometedor como seamos capaces de construirlo. A continuación, algunos de los avances actuales que prefiguran la medicina (y las preguntas) del mañana.

A comienzos de los 80, los protagonistas de las series El hombre nuclear y La mujer biónica deslumbraban desde la pantalla con los poderes casi mágicos de sus piernas, brazos y ojos artificiales. En la actualidad, las prótesis biónicas que se accionan con impulsos cerebrales están al alcance de quien pueda pagarlas.

Así, el atleta sudafricano sin piernas Oscar Pistorius, antes de protagonizar las noticias policiales por la acusación de matar a su pareja, ganó fama mundial cuando el Comité Olímpico Internacional le impidió competir en los Juegos de Pekín 2008, ya que sus prótesis le daban ventaja sobre los corredores convencionales.

En la Facultad Regional Tucumán de la Universidad Tecnológica Nacional, los ingenieros electrónicos Daniel Guzmán y Francisco Gómez López están desarrollando una prótesis mioeléctrica para un niño cordobés al que le faltan ambos brazos. "Myos, en griego, significa músculo", explican los desarrolladores. "Mioeléctrico quiere decir músculo accionado por electricidad." Se trata de un miembro superior controlado por las señales mioeléctricas tomadas desde el muñón de una persona amputada o con agenesia (falta de un miembro de nacimiento). Esta prótesis suple las funciones básicas de una mano, como tomar objetos, lo que le permitirá al paciente cierta independencia en las tareas cotidianas. Además, tiene una función estética, ya que el guante cosmético que la recubre tiene la apariencia de la piel.

Por este proyecto, Guzmán y Gómez López obtuvieron un premio Innovar en 2009. Y en 2010 accedieron a un préstamo de honor (Capital Semilla) de la Secretaría Pyme (Sepyme), con el que montaron un laboratorio de bioingeniería. Su objetivo es fabricar estas prótesis a un costo del 30% del valor de las importadas, que rondan los $ 200.000.


 Cultivo de órganos para reemplazo. Foto: Leandro Castelao

La medicina regenerativa y la ingeniería de tejidos "permiten hoy el reemplazo de órganos dañados como consecuencia de diversas enfermedades, así como la creación de órganos bioartificiales combinando células y biomateriales, como en el caso del hígado bioartificial", explica Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano (Icbme). La llamada "biomedicina" está en sus inicios, pero "se esperan avances revolucionarios en los próximos años", asegura el especialista, quien es compilador del libro Medicina regenerativa y stem cells. De la terapia celular a la ingeniería de tejidos (editado por la Universidad Nacional de Quilmes).

Hoy también es posible tratar diversas disfunciones de órganos y tejidos a través del implante de células madre (también llamadas stem cells). Actualmente se conocen tres tipos: las embrionarias o totipotenciales, capaces de transformarse en cualquiera de los 220 tejidos del organismo; las provenientes de tejidos adultos o somáticas, que sólo pueden usarse en el órgano del cual provienen, y las que los investigadores pueden volver al estado de pluripotencialidad en el laboratorio. Aunque en un futuro cercano seguramente serán más, "hoy sólo existen dos tratamientos con células madre autorizados a nivel mundial", advierten los investigadores y médicos integrantes de la Comisión Asesora en Terapias Celulares y Medicina Regenerativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Según los especialistas, los únicos tratamientos establecidos son el trasplante de células madre de médula ósea y sangre de cordón umbilical. Estas dos variantes se utilizan para tratar algunos tipos de cáncer, el síndrome de inmunodeficiencia combinada severa, adrenoleucodistrofia y osteopetrosis, entre otros. No hay evidencia clínica de que funcionen en los tratamientos de otras enfermedades, como desaprensivamente se promociona en una suerte de turismo de células madre con intervenciones quirúrgicas en China.


 Terapias génicas. Foto: Leandro Castelao

Un virus diseñado en el laboratorio es utilizado como vehículo para ingresar al núcleo de una célula y dejar allí genes con "instrucciones" especiales. El fin es desactivar o reemplazar el ADN que no funciona correctamente. Este procedimiento se llama terapia génica y, aunque aún está en desarrollo, hay evidencias clínicas de que podría usarse para ciertos tipos de cáncer como el melanoma avanzado e infecciones virales. A partir de la decodificación del genoma humano, en 2003, los científicos cuentan con un inventario de genes que están siendo relacionados con diversas enfermedades. El principal desafío actual es desarrollar vectores seguros a partir de virus modificados genéticamente en el laboratorio.
"Completar el proyecto llevó una década, pero hoy ya se puede secuenciar el genoma de una persona en cinco días, a un costo de US$ 10.000", apunta Osvaldo Podhajcer, especialista en terapia molecular y celular e investigador del Conicet en el Instituto Leloir. Se vaticina que en la próxima década esto se podrá hacer en un día y a un costo de US$ 1000. Hoy, Podhajcer está trabajando en un proyecto internacional de identificación de genes relacionados con el cáncer de mama, a fin de utilizarlos como marcadores más específicos de diagnóstico o pronóstico. "Las terapias génicas abren la puerta a una medicina personalizada", explica el investigador.


 Extensiones del cerebro. Foto: Leandro Castelao

En la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004), la pareja de protagonistas (Jim Carrey y Kate Winslet) decide hacer un tratamiento para borrar de su memoria una tormentosa relación. Sin embargo, el hallazgo de un fármaco que permita eliminar recuerdos traumáticos es hoy más ciencia que ficción. Investigadores de la Universidad de Montreal desarrollaron en 2011 una droga, la metyrapone, que borró malos recuerdos en un grupo de voluntarios. El experimento, publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, destaca que esta sustancia redujo los niveles de cortisol, la hormona del estrés involucrada en los recuerdos, al ser suministrada en forma previa a un evento emocionalmente negativo. Pero si algunos desean olvidar, otros quieren expandir su memoria. Y las compañías tecnológicas ya están trabajando en ello. IBM lanzó en 2008 el proyecto Pensieve, inspirado en el dispositivo de Harry Potter que devuelve pensamientos pasados a la mente. Este software busca expandir la memoria episódica (aquella relacionada con sucesos autobiográficos y altamente emocional). Se vale de elementos externos como la cámara de un teléfono móvil que fotografía o graba los episodios, o las tarjetas de las personas con las que interactuamos, y las almacena con fecha, hora y posición GPS para luego ser recuperadas.

Evernote, una aplicación lanzada en 2007, se propuso convertirse en una extensión de la memoria humana. Permite guardar, indexar y hacer accesible en todo momento la información personal desde una computadora, un celular o una tableta y ya tiene más de 50 millones de usuarios.

Microsoft tiene un proyecto similar desde 2001. Se trata de Mylifebits, una suerte de backup de la propia vida. Gordon Bell, investigador a cargo del proyecto, vive con una cámara en miniatura

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